D. Luis Ángel de las Heras, Obispo de Mondoñedo – Ferrol, escribe sobre la Sierva de Dios Margarita Bavosi, Luminosa.
Durante la misa conclusiva de la Mariapolis 2019 en Ferrol, Mons. Luis Ángel de las Heras, concluyó su homilía con algunas palabras, pocas, referidas a Luminosa. Fueron espontáneas pero delataban una relación especial con una persona a la que no conoció. Desde la redacción del Boletín de la causa, le han preguntado si deseaba compartir algo más de lo que la figura de Luminosa le sugiere. Y éste es el texto enviado y publicado en el Boletín:
“Es difícil decir una palabra sobre Luminosa que no haya sido dicha ya en el Movimiento. No tuve la dicha de conocerla personalmente, pero voy descubriendo su impactante figura a través de los testimonios que evocan su luz de santidad y me dejan huella.
Quienes hablan de Luminosa lo hacen con el recuerdo de haber estado junto a una “santa de la puerta de al lado”, como señala el papa Francisco en Gaudete et exsultate. Mejor aún, una mujer de corazón tocado por Dios que va ocupando cada vez más “puertas de al lado” hasta convertirse en modelo de santificación y, me atrevo a decir, superar con creces la “clase media de la santidad” (Cf. GE 7). Ojalá pronto pueda ser confirmado y extendido su ejemplo por la Iglesia, paso a paso, como anhelamos con paciencia.
Quienes trataron en esta vida a Luminosa manifiestan, de distintas formas, cómo transparentaba al Señor y a la Virgen María y era reflejo de su luz. Lo que percibió nítidamente Chiara Lubich al conocerla e inspirarse para llamar Luminosa a Margarita Bavosi. El feliz sobrenombre es un sencillo y eficaz medio de comunicar el gozo, la luz y la esperanza que vienen del Espíritu Santo. Gozo, luz y esperanza que sigue transmitiendo Luminosa hoy y que todos estamos llamados a transmitir siempre.
Al conocer la historia de esta gran mujer de Dios, me van cautivando su fe profunda, su filiación mariana, su entrega humilde, tanto en la vida cotidiana como en el modo de afrontar la misión encomendada y, por supuesto, su enfermedad, camino excepcional para acercarse al Señor de la Vida.
Su humildad sonriente, teniéndose verdaderamente por “nada”, y su relación filial con la Virgen María, a cuya generosa y sublime maternidad se acoge desde pequeña, cuando muere su madre, bien pudieron hacerle proclamar con María el magníficat y experimentarlo en esta vida con sed de eternidad.
Este canto de hija y humilde sierva va creciendo a medida que revive Luminosa la Soledad de María al pie de la cruz y dialoga familiarmente con María desolada. Ciertamente podemos contemplar en la Soledad Dolorosa al pie de la cruz, Madre de Dios y de los hombres, una luz extraordinaria que enciende, con el fuego de la piedad y el amor, el sufrimiento gélido y la muerte injusta de tantos hijos dispersos por el mundo.
El recuerdo perseverante de esta hermana nos impulsará a guiar hasta Jesucristo a muchos, en especial, a quienes más sufren. Él sigue llamando y encontrará respuesta en otras vidas, que también llegarán a ser radiantes para llevar su luz a las regiones de sombra y de muerte de la tierra.
Ojalá que aquel desafío de “ser santos juntos”, el “Santo Viaje” que Chiara Lubich propuso, caló y fructificó en Luminosa, arraigue hoy de igual forma en los miembros de la Obra de María y en otros muchos bautizados, como respuesta de comunión a la vocación a la santidad, que es el rostro más bello de la Iglesia (Cf. EG 9). Así lo hallamos en el semblante refulgente de Luminosa que irradia a Jesucristo, Luz de Luz”.